Durante mucho (mucho) tiempo, el fútbol estuvo rodeado de un halo de mística que venía a decir que, al final, la buena o la mala gestión no existía. Todo dependía de que la pelota entrara o no. Unos centímetros arriba o abajo marcaban la diferencia entre el éxito y el fracaso. Y a eso se reducía el juego. Tenía su lógica.
El balompié se desarrolla en un terreno de juego muy extenso (las medidas oficiales van de los 45×90 metros a los 90×120); con 22 personas tratando de manejar un esférico; con cuatro postes y dos travesaños que pueden ser un apoyo hacia el gol o un alto en el camino hacia él; y, más importante: es un deporte que se juega con los pies, una parte del cuerpo con la que la capacidad de precisión se aleja bastante de la de las manos.
Con esos ingredientes es normal que alguien se acercara a Ferran Soriano el día después de que la candidatura de la que formaba parte ganara las elecciones para presidir el Barça y le dijera que se olvidara de aplicar grandes técnicas de gestión, de la voluntad de usar el sentido común y de la lógica empresarial. El fútbol, le dijo, es una cuestión de azar.
En realidad, el fútbol —más allá de la pasión— es tan singular como muchas otras actividades humanas. La suerte tiene un papel fundamental en la existencia, pero una empresa puede comprar más papeletas para tenerla de su cara si trabaja en los detalles clave. La pelota no entra por azar (Granica) es el libro en el que Ferran Soriano comparte los aprendizajes de una trayectoria que lo ha llevado a ser el consejero delegado del Manchester City. Un libro sobre la importancia de hacerse las preguntas correctas para encontrar las respuestas necesarias. Un manual de gestión que abarca desde la necesidad de entender el alma del negocio hasta la creación de un equipo verdadero o del talento necesario para, precisamente, identificar el talento. La razón y la pasión en las negociaciones. La toma de decisiones desde el criterio. Aspectos que acotan el papel del azar en el fútbol y en la vida.
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