Mañana de suspiros

Me desperté, era una mañana tranquila… cálida, con algo de brisilla corriendo que entraba por mi ventana, ayudando quizá a que me levantase a disfrutar del día. El desayuno fue también un reto, ¿me apetecía algo de pan con mantequilla o quizá algo de leche con galletas? No lo sabía, pero encontrarme con un bollo de mi pan favorito me ayudó a decidirme.
Pero sí sabía una cosa desde el principio, y era que comer en silencio… mirando las paredes era demasiado aburrido, algo soso para empezar el día, asique me puse a pensar qué podía hacer para hacer de la mañana más amena, más entretenida.
Tuve varias ideas… videojuegos, películas… Incluso volar un pequeño dron que tengo por aquí, pero entre todos esos pensamientos fugaces apareció una imagen que se quedó persistentemente en mi mente, y esa era mi musa. Una mujer bella, simpática y alegre, inteligente e interesante… Vamos, una joya para la humanidad, que ya desde por la mañana me tenía pensando en ella, y bien feliz que estaba yo por ello.
Las ideas y mi memoria no le hacían honor, no, pero había una solución. Encendí mi ordenador y me conecté a internet, sintiéndome como si hubiese de frotar las manos pues este parecía un plan maestro, con un corazón nervioso y ojos expectantes. Abrí cierta página, como una red social, donde se podía disfrutar de su belleza de una manera… especial. Verdadera, transparente… Era como un libro con una verdad absoluta escrita, y es que la visión frente a mi era perfecta.
Había una foto en la que sus ojos eran… desafiantes, eran como un fuego que llamaba por pasión sobre la que arder, y qué podía hacer yo si no arder con sus encantos. Sus pezones… se veían duros, nada tímidos y parecía fácil poder pellizcarlos y tirar levemente de ellos, cubriendo unos pechos que servían como almohada para mis sueños. Estaba depilada, queriendo que no hubiese nada que hiciese difícil disfrutar de lo que era, y era una belleza… con una sensualidad tal, que ya mi pene estaba endurecido y erecto, y mi mano se deslizaba hacia él mientras seguía con mis ojos fijados en ella.
Había una imagen… en la que tenía el pene de otro hombre sobre sus labios, invitando a la entrada y al disfrute cual golosina que tanda envidia me daba. Mi propio pene estaba ya destapado, y yo lo acariciaba imaginando que aquel pene era el mío, y casi podía sentir sus labios sobre mí. Había una imagen en la que sus piernas, con un aspecto tan suave y sedoso se encontraban hacia arriba, mostrando un regalo por el que agradecía tener ojos, y disfrutaba sin dudas de esta imagen… Con mis ojos clavados donde otra parte de mi cuerpo quisiera yo encontrar. También habían algunas imágenes en la que se introducía y sacaba objetos, tenía un aire juguetón… un juego adulto, donde se podía ver su preciosa vagina claramente, con objetos fálicos siendo introducidos que solo pudieron conseguir que mi placer se disparara… imaginando sus jugos sobre mi lengua, saboreando su sexo… Y no se hizo esperar, pues pronto eyaculé mientras suspiraba su nombre.
Me sentía orgulloso, me sentía hombre mientras la miraba… todavía destapada, ya acercándose el mediodía y pensé que mi desayuno fue desde luego algo especial.